Itinerario de 2 semanas por Mongolia

Mongolia es un país que se siente como otro planeta: vastas llanuras sin fin, cielos inmensos y una cultura nómada que sigue muy viva. En dos semanas recorrí desde su capital, Ulán Bator, el tranquilo Lago Khövsgöl, bien al norte, y realicé una travesía en el Desierto de Gobi, en el sur.

En este itinerario te voy a contar cómo aprovechar 2 semanas al máximo para descubrir parte de Mongolia. No es un recorrido pensado para quienes buscan comodidad o la logística armada de un tour, sino una ruta diseñada para explorar por cuenta propia, usando como medio de transporte el autobús para acercarse a las capitales provinciales y recurriendo a un tour solo para recorrer el desierto del Gobi. Es una experiencia que combina trayectos largos, transporte público básico y destinos donde la infraestructura turística es limitada.

Vista al oasis desde Khongoryn Els, la duna mas alta en el Desierto de Gobi
Vista al oasis desde Khongoryn Els, la duna mas alta en el Desierto de Gobi


Qué ver en Mongolia

Mongolia ofrece paisajes únicos y una riqueza cultural sorprendente. Desde la moderna Ulan Bator hasta los desiertos del Gobi y los lagos del norte, cada rincón del país brinda experiencias distintas, ideales para quienes buscan naturaleza, historia y tradiciones auténticas.

Ulán Bator, la capital

Aunque muchos viajeros la usan solo como punto de llegada y partida, Ulán Bator merece al menos un par de días. Aquí podés visitar el Monasterio Gandantegchinlen, donde los monjes continúan con sus rituales budistas, el Museo Nacional de Mongolia, ideal para entender la historia nómada y el nuevo Museo dedicado a Genghis Khan, para interiorizarse sobre el legado del líder mongol. La plaza Sukhbaatar es el corazón de la ciudad, rodeada de edificios históricos y modernos, y un buen lugar para observar la vida urbana.

Atardecer en Ulán Bator
Atardecer en Ulán Bator

Kharkhorin, la antigua capital mongola

Fundada por Genghis Khan en el siglo XIII, Kharkhorin fue durante un breve pero intenso periodo el centro del Imperio Mongol. Aunque gran parte de la ciudad original desapareció, hoy se puede visitar el Monasterio Erdene Zuu, construido en el siglo XVI con piedras de la antigua capital. El complejo está rodeado por 108 estupas blancas y guarda una atmósfera especial, especialmente al atardecer. El museo local ayuda a imaginar cómo era la vida en esta ciudad que una vez conectó las rutas de la seda y las grandes conquistas mongolas.

Monasterio Erdene Zuu en la antigua capital mongola Kharkhorin
Monasterio Erdene Zuu en la antigua capital mongola Kharkhorin. Foto por Marcin Konsek

Lago Khövsgöl

En el extremo norte del país, muy cerca de la frontera con Rusia, el Lago Khövsgöl es uno de los tesoros naturales de Mongolia. Con más de 130 km de longitud y aguas cristalinas, está rodeado por bosques y montañas, lo que lo convierte en un hermoso lugar para el senderismo, el kayak y la equitación. Las comunidades locales, como los pastores de renos tsaatan, ofrecen una oportunidad única para conocer un estilo de vida nómada que apenas ha cambiado en siglos.

Cielos infinitos en el Lago Khövsgöl - Mongolia
Lago Khövsgöl – Mongolia

Desierto de Gobi

En contraste con el verdor del norte, el Desierto de Gobi despliega un paisaje árido pero lleno de sorpresas. Las dunas de Khongoryn Els son un mar de arena dorada que cambia de forma con el viento, mientras que el cañón Yolyn Am sorprende con paredes de roca y, en invierno, un hielo que puede durar hasta bien entrado el verano. Las Flaming Cliffs o acantilados llameantes son famosas por sus tonos rojizos y por ser un importante yacimiento de fósiles de dinosaurios. Viajar por el Gobi es sumergirse en una naturaleza salvaje y silenciosa.

Los acantilados flameantes son otra de las grandes atracciones del desierto de Gobi
Los acantilados flameantes son otra de las grandes atracciones del desierto de Gobi

Oeste de Mongolia – Cordillera del Altái

En el extremo occidental del país, la cordillera del Altái marca la frontera con Rusia y China. Es una región montañosa, salvaje y remota, famosa por sus picos nevados, glaciares y lagos de origen glaciar. Aquí viven comunidades kazajas que todavía practican la caza con águilas, una tradición que se mantiene viva desde hace siglos. Es un destino ideal para trekking, expediciones y quienes buscan paisajes alpinos sin multitudes.

Olgii, ciudad base para visitar las montañas de Altai
Olgii, ciudad base para visitar las montañas de Altai. Foto por Nahcamuk

Este de Mongolia

Menos visitado que el Gobi o el norte, el este del país es una región amplia de estepas, colinas suaves y sitios históricos relacionados con Genghis Khan, como su supuesto lugar de nacimiento y monumentos conmemorativos. También es hogar de vida salvaje, incluyendo antilopes mongoles y aves migratorias. Es una zona ideal para quienes quieren adentrarse en un Mongolia más rural y aislada, lejos de las rutas turísticas clásicas.

Recorrer Mongolia en tours organizados

Hacer un tour por Mongolia es, sin duda, la forma más práctica de conocer el país, ya que permite recorrer en pocos días distintos paisajes y vivir experiencias únicas, como visitar comunidades nómadas o convivir con etnias en lugares remotos. Estos viajes suelen incluir transporte, guía, comidas y alojamiento en gers, y pueden adaptarse a tus intereses para que veas un poco de todo lo que Mongolia tiene para ofrecer.

El lado menos atractivo es que los tours completos suelen ser costosos, especialmente si incluyen largos desplazamientos. Una alternativa más económica es no contratar un paquete entero, sino reservar excursiones y actividades desde ciudades cercanas a los puntos de interés, como Olgii, Dalanzadgad o Khatgal, lo que permite mantener cierta independencia y reducir gastos.

Yo no contrate ningún tour, pero en el hostel donde me hospedé en Ulán Bator trabajaba con Guesthourse & Tours, ofreciendo tanto tours estándar como itinerarios a medida. Pude ver que los viajeros que contrataron sus servicios estaban contentos con la experiencia.

Lo que más me gustó de mi estadía en Mongolia

Conocer el desierto del Gobi

De todo el viaje, sin dudas la visita al Desierto de Gobi fue lo que más me impactó. Es uno de los desiertos más impresionantes que he conocido hasta ahora, con dunas gigantes que parecen no tener fin y un oasis que surge como un espejismo en medio de tanta inmensidad.

Enamorado del paisaje sobre Khongoryn Els, la duna mas alta en el Desierto de Gobi
Enamorado del paisaje sobre Khongoryn Els, la duna mas alta en el Desierto de Gobi

Además, su ubicación remota le da un encanto especial: aquí no hay un pueblo pegado como en Merzouga, sino que la sensación es realmente la de estar lejos de todo, en un lugar aislado y salvaje.

Los cielos, la estepa infinita y los gers

Otra de las cosas que me fascinó fueron los cielos y nubes de Mongolia, que parecían sacados de un sueño, como un cuadro pintado al óleo, y esa estepa infinita que se extendía hasta perderse en el horizonte. Entre esos paisajes, los gers dispersos aportaban un toque único, recordándote que la vida nómada sigue siendo parte del día a día. La combinación de espacios abiertos, naturaleza intacta y atmósfera pura es algo difícil de encontrar en otros lugares.

Parada en la ruta camino a Ulán Bator
Parada en la ruta camino a Ulán Bator


Mapa con el recorrido del itinerario por Mongolia

Detalle del viaje de 2 semanas por Mongolia

En total estuve cerca de seis días en Ulán Bator, que terminó siendo mi base obligada para moverme a otras zonas del país. Esto se debe a que, para llegar a las capitales provinciales o a los puntos turísticos más importantes, casi siempre hay que pasar por la capital, ya que no hay rutas directas entre muchas regiones.

Luego partí hacia el Desierto de Gobi, donde estuve cuatro días explorando sus paisajes áridos, dunas, oasis y donde tuve la oportunidad de presenciar parte del festival Naadam en un pueblo alejado de todo.

Al terminar, tuve que regresar a Ulán Bator para continuar hacia mi siguiente destino: el Lago Khatgal, en el norte del país, donde pasé otros cuatro días disfrutando de la tranquilidad y la naturaleza.

Decidí no ir al oeste de Mongolia, para evitar tantas horas de viaje. Ya que mi viaje por la Ruta de la Seda me llevaría al resto de los países de Asia Central, como Kazajistán, y luego realizaría varios días de trekking intenso en Kirguistán, preferí guardar energías para las próximas semanas de caminatas y aventuras.

Asique volví nuevamente a Ulán Bator desde Khatgal, para finalmente tomar un vuelo hacia Almaty, Kazajistán, y seguir mi viaje soñado.

¡Apoyá al El Prisma de Fer!

Buy Me A Coffee

Tu apoyo me ayuda a seguir creando contenido gratuito en el blog. ¡Muchas gracias!

Buy Me A Coffee

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba