Itinerario de 1 semana en Azerbaiyán

Llegué a Azerbaiyán con muchas ganas de recorrer sus paisajes, desde las montañas del Cáucaso hasta el Mar Caspio, pero el clima no estuvo de mi lado. Lluvias constantes, días grises y un frío que se sentía más intenso de lo esperado hicieron que mi paso por el país fuera más breve de lo planeado.

Aun así, esos pocos días fueron suficientes para descubrir un destino diferente, donde lo moderno y lo antiguo conviven a cada paso. Desde las torres futuristas de Bakú hasta los pueblos históricos a lo largo de la antigua Ruta de la Seda, Azerbaiyán termina siendo un punto de encuentro de culturas y religiones.

En este itinerario de una semana te cuento lo que pude visitar, cómo me moví y qué me hubiera gustado incluir si el clima lo hubiera permitido. Si estás pensando en viajar a Azerbaiyán, esta guía te puede servir como una base para armar tu propia ruta, adaptándola según la época del año y el tiempo que tengas disponible.

Maiden Tower, un lugar histórico en Baku
Maiden Tower, un lugar histórico en Baku

Lugares que vale la pena incluir en tu itinerario por Azerbaiyán

Aunque mi paso por el país fue breve, encontré que Azerbaiyán tiene distintas regiones con su propia personalidad. Desde la modernidad de Bakú hasta las aldeas escondidas entre montañas, el país ofrece una mezcla entre historia, naturaleza y tradiciones.

A continuación, te cuento algunos de los lugares más recomendados para tener en cuenta al planificar tu ruta.

Bakú

La capital de Azerbaiyán es, sin duda, el mejor punto de partida. Bakú combina rascacielos modernos con un casco histórico que conserva la esencia del pasado persa y otomano.

Mezcla entre modernidad y lo tradicional - Baku
Mezcla entre modernidad y lo tradicional – Baku

En la Ciudad Vieja (Icherisheher), Patrimonio de la Humanidad, podés recorrer calles estrechas, visitar la Torre de la Doncella, uno de los símbolos del país, y el Palacio de los Shirvanshah, una joya arquitectónica del siglo XV.

Fuera de las murallas, la ciudad cambia completamente. Las Flame Towers dominan el horizonte, iluminándose de noche con los colores de la bandera nacional. El Bulevar del Caspio (Bakú Boulevard) es perfecto para pasear frente al mar, con parques, cafés y museos modernos. Y por supuesto, el Centro Heydar Aliyev, diseñado por Zaha Hadid, es una parada obligada para los amantes de la arquitectura contemporánea.

Qobustán

A poco más de una hora de Bakú, el Parque Nacional de Qobustán es uno de los lugares más fascinantes del país.

Aquí se encuentran más de 6.000 petroglifos grabados en roca, que datan de hace entre 5.000 y 40.000 años. Estas figuras representan escenas de caza, danzas rituales y barcos, y ofrecen una ventana única al pasado prehistórico de la región.

Volcán de barro en Gobustán - Azerbaiyán
Volcán de barro en Gobustán, Azerbaiyán. Foto por Diego Delso

Pero Qobustán no solo destaca por su historia. Muy cerca se encuentran los volcanes de lodo, un fenómeno natural que convierte el paisaje en algo casi lunar.

Azerbaiyán tiene más de la mitad de los volcanes de lodo del mundo, y verlos burbujear lentamente es una experiencia tan rara como hipnótica. Es una excursión perfecta de medio día desde Bakú, especialmente si te interesa la geología o los paisajes inusuales.

Lahic

Ubicado en las laderas del Cáucaso, el pueblo de Lahic parece detenido en el tiempo. Sus calles empedradas, casas de piedra y balcones de madera crean una atmósfera de otro siglo.

Lahic
Vista de Lahic – Foto por Radosław Botev

Es conocido por su artesanía en cobre: aún hoy, los herreros trabajan a mano en pequeños talleres familiares, manteniendo una tradición que se remonta al Imperio Persa.

Además de su valor cultural, Lahic es un excelente lugar para disfrutar de la naturaleza. Los alrededores están llenos de valles verdes, montañas y senderos.

Es un sitio ideal para quienes buscan un ritmo más tranquilo y una mirada auténtica a la vida rural de Azerbaiyán.

Sheki

Considerada una de las ciudades más bellas del país, Sheki fue un importante centro comercial de la antigua Ruta de la Seda.

Templo redondo dentro del Castillo de Shaki - Azerbaiyán
Templo redondo dentro del Castillo de Shaki – Azerbaiyán

Su principal atractivo es el Palacio de los Khanes, una obra maestra del siglo XVIII decorada con vitrales de colores y frescos detallados que no tienen igual en la región. El interior, con sus patrones geométricos y su juego de luces, parece sacado de un cuento oriental.

Más allá del palacio, Sheki conserva su encanto en las calles tranquilas, los bazares tradicionales y las antiguas caravasares (posadas de comerciantes) que hoy funcionan como hoteles o cafés.

Además, es un excelente punto de partida para explorar pueblos cercanos como Kish, donde se encuentra una iglesia albanesa del siglo I, considerada una de las más antiguas del Cáucaso.

Qabala y Qakh

Ambas localidades son perfectas para los amantes de la naturaleza. Qabala es una ciudad turística muy popular entre los locales, rodeada de montañas, bosques y cascadas. En verano, el clima es agradable y se pueden hacer caminatas, visitar el lago Nohur o subir al teleférico de Tufandag para disfrutar de las vistas del valle.

Qakh, en cambio, es más tranquila y conserva una atmósfera rural. Está situada cerca de la frontera con Georgia y combina paisajes alpinos con aldeas tradicionales. Es un excelente destino si buscás desconectarte del bullicio urbano y explorar una parte menos visitada del país.

Quba

Quba es una de las regiones más verdes y montañosas del norte de Azerbaiyán, famosa por sus frutales, especialmente manzanas, y sus paisajes de valles y colinas.

Ciudad de Quba
Ciudad de Quba. Foto por Asif Masimov

La ciudad en sí tiene un encanto tranquilo: bazares locales, pequeñas mezquitas y calles donde se respira una atmósfera rural muy distinta a la de Bakú. Es un buen punto de partida para excursiones a los pueblos tradicionales y para probar la gastronomía local basada en productos de la región.

Además, Quba sirve como base para recorrer los alrededores: desde aquí salen rutas hacia los valles más remotos, cascadas y senderos de montaña.

Khinaliq (Xinaliq)

Khinaliq, también escrito Xinaliq o Khinalug, es uno de los asentamientos más altos y antiguos del Cáucaso, ubicado en lo alto de las montañas del norte. Sus casas de piedra y su reducido número de habitantes crean una sensación de aislamiento y conservación cultural casi intacta.

Khinaliq
Khinaliq. Foto por Cekli829

El pueblo ofrece vistas panorámicas extraordinarias sobre valles y picos, y la vida allí sigue ritmos tradicionales que pocos turistas llegan a ver.

Llegar implica carretera de montaña y, a veces, tramos de pista, por lo que el acceso requiere un poco de planificación.

Una estancia de al menos una noche permite disfrutar del silencio, conversar con lugareños y explorar los senderos cercanos.

Zaqatala

Zaqatala, en el extremo noroeste del país, es una región fronteriza con una fuerte identidad montañesa y una mezcla cultural interesante debido a su proximidad con Georgia y Rusia.

Centro de la ciudad de Zaqatala - Azerbaiyán
Centro de la ciudad de Zaqatala – Azerbaiyán

La ciudad ofrece un ambiente de pueblo grande: mercados, cafés y acceso a áreas naturales cercanas ideales para el senderismo y la observación de fauna. Es un punto estratégico para quienes quieren explorar el Cáucaso occidental desde una base menos turística.

Los alrededores de Zaqatala incluyen bosques, ríos y pequeñas aldeas donde la vida rural se mantiene con tradiciones agrícolas y artesanales.

Es una alternativa interesante para extender una ruta por el norte tras visitar Quba o Sheki.

Ganyá

Situada al oeste del país, Ganyá es la segunda ciudad más grande de Azerbaiyán y una de las más antiguas del Cáucaso.

A diferencia de Bakú, su atmósfera es más tranquila y tradicional, con un ritmo de vida que refleja mejor la esencia del Azerbaiyán interior.

Lago Geygol
Lago Geygol. Foto por Участник

Además Ganyá también tiene una rica herencia cultural: aquí nació el poeta Nizami Ganjavi, una figura clave en la literatura persa medieval, cuyo mausoleo se encuentra a las afueras.

También, se puede visitar la mezquita Shah Abbas, uno de los templos más importantes del país, y los restos de la antigua ciudadela medieval.

Desde Ganyá también parten excursiones a los lagos Goygol y Maralgol, ubicados en un entorno natural espectacular dentro del Parque Nacional Goygol, una de las joyas escénicas del oeste azerí.

Naftalan

Uno de los lugares más curiosos de Azerbaiyán es Naftalan, conocido por su “petróleo medicinal”. Desde hace más de un siglo, las personas viajan hasta aquí para sumergirse en baños de crudo que, según se dice, tienen propiedades terapéuticas para la piel y las articulaciones.

Más allá de la excentricidad del baño en petróleo, la ciudad también cuenta con museos dedicados a su historia y centros de bienestar donde se mezcla la medicina moderna con esta antigua tradición.

Lo que más me gustó de Azerbaiyán

Debido al poco tiempo que tuve en el país, el lugar que más pude disfrutar, y el que más me sorprendió, fue Bakú. Llegué sin saber que iba a encontrar y terminó siendo una de las capitales más interesantes del Cáucaso y todo mi viaje por la Ruta de la Seda.

En la puerta del Palacio - Baku
En la puerta del Palacio – Baku

Su mezcla entre lo antiguo y lo moderno es realmente notorio: por un lado, el casco histórico amurallado con sus callejones de piedra, patios silenciosos y vistas al mar; por otro, las imponentes Flame Towers y avenidas que parecen sacadas de una ciudad europea.

Ese contraste se ve cuando en una misma caminata podés pasar de una mezquita del siglo XV a un centro cultural diseñado por Zaha Hadid, o de un bazar tradicional a un restaurante de diseño minimalista con vista al Caspio.

Bakú tiene energía, historia y un aire cosmopolita que no esperaba encontrar. Si solo tenés unos días en Azerbaiyán, sin dudas es el lugar donde concentrar tu tiempo.

Mi itinerario de una semana en Azerbaiyán

Llegué a Azerbaiyán en avión desde Aktau, Kazajistán, en un vuelo corto de menos de una hora.

En Bakú me quedé unos cuatro días, lo justo para disfrutarla sin apuro. Caminé su largo paseo costero, visité el Museo de Historia, el Centro Heydar Aliyev, y los miradores desde donde se pueden ver las Flame Towers iluminadas de noche.

Vista de Baku desde un mirador

Días 1-4: Que hacer en Baku, la capital estilo europeo de Azerbaiyán (próximamente)

También me gustó deambular por la Ciudad Vieja, con sus callejones silenciosos, cafés escondidos y pequeños talleres artesanales.

Después de Bakú tomé un mashrutka (minibús) hacia Sheki, un viaje de varias horas que atraviesa valles y un paisaje que cambia constantemente.

Templo redondo dentro del Castillo de Shaki - Azerbaiyán

Días 5-6: Qué ver en Shaki, la ciudad de Azerbaiyán donde la Ruta de la Seda se siente más viva (próximamente)

En Sheki me quedé dos días, tiempo suficiente para visitar el Palacio de los Khanes, el antiguo caravasar, y hacerme una escapada a Kish, el pueblo cercano que tiene una iglesia Albanesa muy antigua.

Es una ciudad pequeña, pero con mucho carácter, ideal para quienes disfrutan de los destinos tranquilos con historia.

Mi última parada en Azerbaiyán fue Zaqatala, una zona más rural y menos turística, donde pasé un día recorriendo los principales atractivos y disfrutando de los paisajes montañosos que anuncian la cercanía con Georgia.

Centro de la ciudad de Zaqatala - Azerbaiyán

Día 7: Qué ver en Zaqatala, la última ciudad antes de cruzar a (próximamente)

Al día siguiente crucé hacia Signaghi, en Georgia, continuando mi viaje por el Cáucaso.

No fue un itinerario largo ni abarcó todo lo que Azerbaiyán ofrece, pero fue una buena introducción al país.

Me hubiese encantado también visitar Quba y conocer de cerca la parte montañosa del país, especialmente el pintoresco pueblo de Khinaliq. Sin embargo, durante esos días el clima no acompañaba las lluvias eran constantes y se desaconsejaba viajar hacia el norte debido al mal estado de un puente en la ruta principal.

Además, con la niebla y las nubes bajas, gran parte del paisaje que hace famosa a la zona apenas podía verse. Así que preferí dejar esa parte pendiente para una próxima visita, cuando el tiempo permita disfrutarla como se merece.

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