- por Fernando
Pocas ciudades en el mundo evocan tanto misterio e historia como la antigua capital del imperio Timurida, Samarcanda. Con solo escuchar su nombre ya se siente ese aire de leyenda, caravanas, madrazas y cuentos de la Ruta de la Seda. Ubicada en el corazón de Uzbekistán, esta ciudad fue durante siglos un cruce vital entre Oriente y Occidente, atrayendo comerciantes, exploradores y sabios de todos los rincones del mundo.
Samarcanda, al igual que me sentí en Roma, te da la sensación de estar caminando dentro de un museo al aire libre. La arquitectura islámica deslumbra en cada rincón, con sus cúpulas turquesa, mosaicos detalladísimos y plazas monumentales. Pero más allá de su belleza, lo que la hace especial es el peso simbólico que tiene para cualquier viajero que siga la Ruta de la Seda: estar ahí es tocar una parte viva de esa historia milenaria.
En este post te voy a contar qué ver, cómo llegar, cuánto tiempo quedarse y todos esos tips útiles que me hubiera gustado saber antes de llegar. Porque sí, Samarcanda fue uno de esos lugares que superó mis expectativas, y espero que vos también puedas vivirlo así.


Si querés saber el recorrido que hice en Uzbekistán, podés leer mi itinerario de viaje de dos semanas por el país.

Indice de Contenido
📜 Un poco de historia de Samarcanda
Samarcanda es una de las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas, con más de 2.500 años de historia. Ya era un importante centro comercial cuando Alejandro Magno la conquistó en el siglo IV a.C., y siglos más tarde, bajo el dominio persa, fue parte del Imperio Sasánida.
Pero su verdadero apogeo llegó durante la época islámica, cuando fue una joya de la Ruta de la Seda. Comerciantes de China, India, Persia y Europa cruzaban por aquí, lo que convirtió a Samarcanda en un crisol de culturas, religiones y conocimientos.

La ciudad fue arrasada por los mongoles en el siglo XIII, pero resurgió con más fuerza aún bajo el dominio de Tamerlán (Timur), quien la convirtió en la capital de su imperio y en uno de los centros culturales y científicos más brillantes de Asia.

Hoy, caminar por sus calles es ver reflejado ese pasado: madrazas, mezquitas, mausoleos y bazares hablan de una ciudad que fue, y sigue siendo, símbolo de esplendor y diversidad.

Es una pena que en América Latina nos enseñen tan poco sobre esta parte del mundo. La historia de Asia Central, de sus imperios y figuras como Timur, suele quedar totalmente fuera de nuestro radar. Por eso, llegar a Samarcanda y descubrir su legado fue una sorpresa enorme para mí. No solo por la magnitud de su imperio, sino por el impacto cultural, arquitectónico y científico que dejó. Viajar por esta región no es solo cambiar de paisajes: es también ampliar los relatos históricos que nos contaron siempre, y abrirse a conocer civilizaciones tan ricas como desconocidas desde nuestra mirada occidental.
⚔️ ¿Quién fue Tamerlán o Timur?

Tamerlán (o Timur, como se lo conoce en Uzbekistán) fue uno de los grandes conquistadores de la historia. Nacido cerca de Samarcanda en el siglo XIV, logró formar un imperio que se extendía desde Turquía hasta la India. A diferencia de Gengis Kan, que venía del norte, Timur fue más estratégico: además de conquistar, embellecía las ciudades, construía monumentos y protegía las artes.
Samarcanda fue su joya más preciada. La llenó de palacios, jardines, mezquitas y escuelas, trayendo a los mejores artesanos y arquitectos de todo su imperio. Muchas de las estructuras que vemos hoy, como el Gur-e-Amir, fueron construidas bajo su mandato o en su honor.

Aunque su legado está teñido de controversia por sus campañas militares brutales, en Uzbekistán se lo recuerda como un héroe nacional y figura clave en la identidad histórica del país (como San Martín en Argentina o Gengis Khan en Mongolia). Su figura está por todos lados, desde estatuas hasta billetes, y es imposible entender Samarcanda sin hablar de él.

🚉 ¿Cómo llegar a Samarcanda?
Samarcanda está muy bien conectada tanto dentro de Uzbekistán como con Tayikistán. Estas son las rutas más comunes:
Desde Taskent
- Tren rápido Afrosiyob: la opción más cómoda y rápida. Tarda entre 2h y 2h30. Es recomendable comprar los tickets con anticipación online.
- También hay trenes más lentos y buses, pero no valen la pena si conseguís el rápido.
En el sitio Uzbekistan Railways o ETicket.uz podés ver horarios, precios y hasta comprar los tickets de manera online.
Desde Bujará
- También podés tomar el tren Afrosiyob, que tarda alrededor de 1h30 a 2h.
- Otra opción es taxi compartido, aunque el viaje puede ser más largo y menos cómodo.
Desde Panjakent (Tayikistán)
- Hay un paso fronterizo habilitado cerca de Samarcanda, a solo 30 km.
- Desde Panjakent se puede llegar en taxi hasta la frontera, cruzar a pie (con visa o exención según tu nacionalidad), y tomar otro taxi del lado uzbeko. Todo el trayecto suele tomar unas 2-3 horas en total.
Consejo para cruzar la frontera Tayikistán-Uzbekistán: apenas crucen la frontera a pie, van a ver a muchos taxistas particulares acercarse para llevarlos a Samarcanda. Pero si siguen caminando un poco más, vas a encontrar los taxis compartidos que están esperando para llenarse y partir. Es probable que no te dejen en el centro, pero te van a acercar bastante y por un mejor precio. Luego pueden buscar otro taxi o preguntar a alguien de la zona como acercarse a la zona donde esté tu hospedaje.
💡 Tip extra: Siempre es útil llevar efectivo en moneda local (som uzbeko o somoni tayiko) para taxis o transportes intermedios.

Te puede interesar leer la Guía que escribí para viajar en Uzbekistán por tu cuenta, donde detallo cosas importante para moverse por el país
Una ciudad sorprendentemente turística, al mejor estilo europeo
Entre las cosas que me llamaron la atención de Samarcanda fue descubrir una ciudad que, lejos de ser una reliquia perdida en el tiempo, está totalmente preparada para el turismo, casi como si uno estuviera en alguna capital europea. Calles limpias, paseos peatonales renovados, iluminación escénica en los monumentos y un casco histórico donde todo está restaurado con esmero para que brille a los ojos del visitante.
Desde cafeterías con menú en inglés hasta grupos guiados con auriculares, pasando por una oferta hotelera cada vez más amplia y organizada, Samarcanda se muestra como una ciudad cómoda, moderna y pensada para el turista. Esto puede resultar chocante si venías esperando un ambiente más rústico o auténtico, pero también es parte de su nueva cara: una ciudad orgullosa de su historia que busca exhibirse al mundo con la misma infraestructura y nivel que los grandes destinos del turismo internacional.
Aunque se pierde un poco esa sensación de estar descubriendo algo “fuera del mapa”, la experiencia sigue siendo impactante. Samarcanda logra ese equilibrio entre lo milenario y lo moderno, y en ese sentido, sorprende mucho más de lo que uno espera.

Mapa de los lugares para ver en Samarcanda
🏛 ¿Qué ver en Samarcanda?
Samarcanda está repleta de historia y arquitectura impresionante. Lo mejor es tomarse el tiempo para recorrerla a pie o en taxi local, porque cada rincón tiene algo para sorprenderte.

🕌 El Registán

El Registán es, sin dudas, la postal más emblemática de Samarcanda y una de las plazas más impresionantes del mundo islámico. En tiempos de esplendor de la Ruta de la Seda, este era el corazón social, comercial y educativo de la ciudad: un gran espacio abierto rodeado de tres majestuosas madrazas (escuelas coránicas), cada una con su propia historia y detalles arquitectónicos únicos.

La Madraza Ulugh Beg, del siglo XV, fue construida por el nieto astrónomo de Tamerlán, y destaca por sus mosaicos con representaciones celestiales, un guiño a su amor por la ciencia. La Sher-Dor, del siglo XVII, sorprende con un detalle poco común en el arte islámico: dos tigres que parecen cazar ciervos, enmarcando un sol con rostro humano. Por último, la Tilya-Kori brilla por dentro y por fuera, con un interior dorado que justifica su nombre (“cubierta de oro”).

De día el lugar impacta por su escala y simetría, y por la noche, cuando se encienden las luces, el Registán se convierte en un escenario mágico. Hay presentaciones de luz y sonido algunos días, que ayudan a entender su historia. Si solo pudieras ver un lugar en Uzbekistán, este debería ser el elegido.
🪦 Shah-i-Zinda
Shah-i-Zinda (“el rey viviente”) no es solo una necrópolis: es una de las expresiones más refinadas del arte funerario islámico. El complejo está compuesto por una hilera de mausoleos ricamente decorados, levantados entre los siglos XI y XV. Caminar por ese estrecho pasillo rodeado de cúpulas turquesa y mosaicos resplandecientes es una experiencia que encandila.

Se cree que aquí está enterrado Qusam ibn Abbas, primo del profeta Mahoma, lo que convirtió al lugar en sitio de peregrinación durante siglos. Además, miembros de la familia de Tamerlán y figuras importantes de la corte también fueron enterrados en el complejo.

Cada mausoleo tiene su propio estilo, lo que convierte la visita en un paseo visual: azulejos vidriados, inscripciones caligráficas, geometrías hipnóticas… todo está cuidado al detalle. Si bien el Registán se lleva la fama, Shah-i-Zinda es el rincón más espiritual y conmovedor de Samarcanda.



🕌 Mezquita Bibi-Khanym
La Bibi-Khanym fue construida en el siglo XIV por orden de Tamerlán, y en su momento fue una de las mezquitas más grandes del mundo islámico. Su intención era tan ambiciosa como simbólica: demostrar el poder del imperio timúrida y dejar huella eterna en su ciudad favorita.

Según la leyenda, fue erigida en honor a la esposa favorita de Timur, aunque algunos relatos apuntan a que ella misma ordenó su construcción durante la ausencia del conquistador. El resultado fue una estructura monumental, con una cúpula de casi 40 metros de altura, minaretes altísimos y un pórtico que te hace sentir diminuto al cruzarlo.

A lo largo de los siglos, terremotos y el paso del tiempo dañaron su estructura, pero gran parte fue restaurada. Hoy sigue imponiendo respeto, y su ubicación justo frente al bazar Siyob la convierte en un excelente punto de partida para explorar la ciudad.

🌟 Gur-e-Amir (Mausoleo de Tamerlán)
El Gur-e-Amir, cuyo nombre significa “Tumba del Emir”, es el lugar donde descansa Tamerlán, junto a algunos de sus descendientes, como Ulugh Beg. Desde afuera, su cúpula azul estriada se distingue fácilmente y es uno de los símbolos arquitectónicos de Samarcanda. Pero lo verdaderamente impactante está en el interior.

El mausoleo es pequeño en comparación con otros monumentos, pero su decoración lo hace grandioso: mármoles tallados, muros recubiertos en pan de oro, inscripciones en árabe y un ambiente solemne que invita al silencio. Al fondo, bajo una gran losa de jade oscuro, se encuentra la tumba de Tamerlán, aunque su cuerpo yace en una cripta más profunda.

Un dato curioso: cuando un equipo soviético abrió su tumba en 1941, se dice que encontraron una inscripción que advertía que quien perturbara su descanso desataría una gran guerra. Días después, Hitler invadió la Unión Soviética. Sea mito o no, el aura que rodea a este sitio es tan poderosa como su historia.
🛍️ Bazar Siyob
Justo al lado de la mezquita Bibi-Khanym, el Bazar Siyob es el alma comercial de Samarcanda. En sus pasillos se respira la vida cotidiana de Uzbekistán: montañas de frutas secas, especias aromáticas, pan “non” recién horneado, dulces locales, nueces, alfombras, y hasta recuerdos para turistas. Es el lugar perfecto para mezclarse con los locales, practicar algo de regateo y probar sabores que no vas a olvidar fácilmente.

Si venís en verano, no te pierdas los melones uzbecos, famosos por su dulzura. Y si llegás con hambre, hay puestos económicos de comida local que son una joyita para almorzar por poco dinero.

🕌 Mezquita Hazrat Khizr
La Mezquita Hazrat Khizr puede no ser tan imponente como otras de Samarcanda, pero es un lugar lleno de simbolismo y encanto. Se encuentra sobre una pequeña colina y ofrece una de las mejores vistas panorámicas del casco antiguo de la ciudad. Solo por eso, ya vale la pena la subida.

Esta mezquita está dedicada a Khizr, una figura sagrada del islam asociada con la inmortalidad y la guía espiritual. Se dice que este fue el primer lugar de culto islámico construido en Samarcanda, aunque la estructura actual es del siglo XIX, con varias restauraciones recientes que han embellecido aún más su arquitectura.

A diferencia de otros lugares abarrotados de turistas, acá suele haber más calma. El interior está decorado con delicados tallados y motivos florales, y desde su terraza se puede ver claramente la mezquita Bibi-Khanym, el bazar Siyob y los techos turquesa que caracterizan la ciudad.

Un dato curioso: dentro del complejo también se encuentra la tumba del primer presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, lo que le da un peso político y simbólico adicional al lugar.

🖼️ Galerías de arte en Samarcanda
Me gustó descubrir Samarcanda desde su escena artística. Hay muchas pequeñas galerías repartidas por la ciudad, especialmente en calles secundarias cercanas al Registán o alrededor de la zona antigua.

Vas a encontrar desde artistas contemporáneos que fusionan estilos modernos con iconografía tradicional islámica, hasta talleres de cerámica, tapices bordados y miniaturas persas. Algunas casas de arte también funcionan como café o centro cultural, y ofrecen exhibiciones temporales y talleres para viajeros curiosos. Si te interesa el arte, vale la pena dedicar unas horas a descubrir estos espacios.

🧭 Observatorio de Ulugh Beg
Ulugh Beg, nieto de Tamerlán, fue un astrónomo brillante. Su observatorio fue una joya científica del siglo XV, y aunque hoy queda poco, el museo que lo acompaña cuenta muy bien su historia y logros.

🏞 Afrosiab y el Museo de Historia
En el norte de la ciudad están los restos de Afrosiab, la Samarcanda original, anterior incluso a la llegada del islam. El museo tiene frescos, mapas y objetos que ayudan a entender la evolución de la ciudad a lo largo de milenios.
Aunque a decir verdad, me pareció muy pequeño y con pocos elementos. En 30 minutos podes ver todo lo que tiene. Si estas falto de tiempo, podrías obviar esta visita.

Actividades organizadas en Samarcanda

🛏 ¿Dónde alojarse en Samarcanda?
Samarcanda tiene opciones para todos los presupuestos, desde hoteles boutique hasta guesthouses mochileras. Si buscás comodidad y estar cerca de los principales sitios históricos, lo mejor es alojarse cerca del Registán o en los alrededores del bazar Siyob. Ahí vas a tener todo a mano: atracciones, restaurantes y transporte.
Para mochileros, hay varias guesthouses económicas y hostels, muchos con desayuno incluido y ambiente viajero. Algunos de ellos incluso están en casas tradicionales uzbekas con patios interiores, lo cual suma mucho a la experiencia. Si tenés más presupuesto, hay hoteles boutique con mucho encanto y estilo local.
💡 Tip: Reservar con algo de anticipación es buena idea, sobre todo en temporada alta (primavera y otoño), cuando los tours en grupo hacen que algunos alojamientos se llenen rápido.
¿Es seguro visitar Samarcanda?
Sí, Samarcanda es una ciudad segura para los viajeros, incluso si vas por tu cuenta y con presupuesto mochilero. Uzbekistán en general es uno de los países más estables de Asia Central, con un control estatal fuerte y bajos índices de criminalidad, especialmente en las zonas turísticas. En Samarcanda se nota un ambiente tranquilo, con presencia policial moderada y un trato cordial por parte de los locales.
Como en cualquier destino, conviene tener precaución básica: cuidar tus pertenencias en espacios concurridos como mercados o estaciones, y evitar mostrar objetos de valor de forma ostentosa. Pero más allá de eso, no es común escuchar experiencias de robos o estafas. La gente suele ser amable y muchos se muestran curiosos con los visitantes extranjeros, especialmente si ven que venís de lejos o estás viajando solo.
Si bien el idioma puede ser una barrera (el inglés es poco hablado), no representa un problema de seguridad. Con un poco de lenguaje gestual y paciencia, siempre se encuentra la forma de comunicarse. Viajar por Samarcanda es, en definitiva, una experiencia segura, incluso para quienes se animan a recorrerla por libre.
¿Cuántos días quedarse en Samarcanda?
Samarcanda es una de esas ciudades que impresionan a primera vista, pero que también merecen ser recorridas con calma. Si bien muchos tours organizados hacen una visita exprés de solo un día, lo ideal es quedarse al menos dos noches (2 o 3 días completos) para poder disfrutar tanto de sus monumentos principales como de su atmósfera única sin prisas.
En un primer día podés dedicarte a recorrer los imperdibles: la icónica Plaza Registán, el mausoleo de Tamerlán (Gur-e Amir), y la mezquita Bibi-Khanym. El segundo día te permite conocer con más tranquilidad la necrópolis de Shah-i-Zinda, visitar el observatorio de Ulugh Beg y caminar por los bazares y calles antiguas con otro ritmo. Si disponés de un tercer día, incluso podés explorar rincones menos turísticos o visitar el cercano pueblo de Afrosiab y su museo arqueológico. Quedarse un poco más también te da la oportunidad de ver la ciudad iluminada por la noche, lo cual tiene su propia magia.
✨ Reflexión final de mi visita a Samarcanda: una ciudad para caminar y viajar al pasado
Samarcanda me dejó fascinado. Es una ciudad que se disfruta con los ojos bien abiertos para admirar tanta belleza histórica. Con sus plazas amplias, sus madrazas majestuosas y sus mezquitas que parecen sacadas de un cuento, es un verdadero paraíso arquitectónico para los amantes de la historia, el arte islámico y las culturas antiguas.

A cada paso uno se encuentra con siglos de relatos, conquistas y leyendas. Y si bien hoy en día hay muchos turistas, y a veces ese bullicio moderno rompe un poco el clima de antaño, la esencia de Samarcanda sigue intacta. Recomiendo recorrerla caminando, sin apuro, dejando que cada rincón te hable. Porque acá, al contrario de lo que sentí en Emiratos Árabes Unidos, la historia no solo se ve, se respira.
Video de mi viaje por Samarcanda, Uzbekistán
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